GÚNTHER ANDERS, UNA VIDA ORIENTADA POR EL RECHAZO

Por Iñaki Urdanibia

Si el otro. Alain, decía que pensar es decir no, no cabe duda de que Günther Sigmund Stern, que adoptó el nombre de Gúnther Anders (Breslau, 1902 – Viena, 1992), hizo suyo en gran medida la afirmación señalada, y lo llevó a la práctica, lo que suponía que la negación no era un rechazo puro y duro, sino que iba acompañada de un compromiso y claras alternativas para tratar de superar lo criticado.

Anders era un cuerpo extraño dentro del conjunto del mundo filosófico, él iba por libre lo que suponía que muchas veces no se tuvieran en cuenta sus posturas, que se traducían en un compromiso férreo contra lo nuclear, contra la guerra del Vietnam formando parte del tribunal Russell contra los crímenes de guerra en dicho país; radical y misántropo, mas preocupado por el futuro del hombre (homo acosmicus) que caminaba hacia el desastre en la medida que intentaba someter el mundo sin contar con éste (hablaba él de Hombre sin mundo; Pre-Textos, 2007), convirtiéndolo en un proletario cósmico, lo que podía desembocar en un mundo sin hombres, su trayectoria estaba guiada por una constante voluntad de alertar, de despertar a sus lectores, erigiéndose así en un clarividente revelador de nuestra situación moral. De él decía Jean Améry, que era el más lúcido analista de la técnica de los tiempos presentes, y considerado como «el filósofo de la edad atómica » por Jean-Pierre Dupuy; puestos a… leo en un reciente libro de Peter Sloterdijk (Les remords de Promméthée. Du don du feu à la destruction mondiales par le feu, Payot, 2023; pp.52 et ss.): «es el filósofo alemán austro-alemán quien propuso considerar si, para el antiguo titán que era Prometeo, una segunda fase de su condición no no habría comenzados después de haber entregaddo el fuego a los hombres:Prometeo de golpe empujado a comprender que tenía razones para sentir vergüenza […]. Prometeo tiene vergüenza , con razón, al ver que el regalo del fuego se ha revelado como un regalo fatal, cuya intensificación autónoma se convierte en imprevisible». El énfasis que señalo, plasmado en su obra magna: «La obsolescencia del hombre» (publicada en dos volúmenes por Pre-Textos, 2011), ha hecho que su quehacer fuera limitado a estos aspectos, desatendiendo otras travesías del pensamiento por las que transitó, del mismo modo que no pocas veces su figura ha quedada reducida a poco menos que miembro sui generis de la llamada Esceulea de Francfot, o a ser el primer marido de Hannah Arendt (puede verse Las batallas de las cerezas. Mi historia de amor con Hannah Arendt, Paidós, 2013). Cierto es que tanto él, como la propia Arendt, no eran muy dados a reivindicarse como filósofos, ya que sus miradas pretendían sacudirse del yugo del academicismo y de las jergas al uso por tales pagos y del alejamiento de los asuntos humanos. Quien fuese alumno de Heidegger al igual que Arendt, que fue algo más que mera alumna, mantenía una relación problemática con su condición judía (Laersi. MI judaísmo, PUV, 2010), al igual que la propia Arendt que afirmaba responder como judía cuando era atacada como tal; ciñéndome al ateo Anders, la condición aludida hacía que reforzase su diferencia con respecto al resto, teniendo conciencia de que la identidad judía racionalizada como despojo o desajuste, que sentía como propia al vivir la experiencia del exilio, siendo apátrida, un paria – que diría Arendt – podía dar lugar a formas de lo monstruoso, algunos de cuyas manifestaciones le preocuparon sobremanera como puede verse en sus correspondencia con el piloto de Hiroshima, Más allá de los límites de la conciencia, Paidós, 2003 (editorial que publicó igualmente Nosotros, los hijos de Eichmann., que recogen las cartas con el hijo del jerifalte nazi.Con respecto a Hisroshima hay una magnífica recopilación de textos editada por Seuil en 2008: Hiroshima est partout)). Ambas obras dan cuenta del desapego de los humanos, su falta de respeto, con respecto a la naturaleza y sus graves consecuencias, lo que le convirtió en destacado abanderado, avant la lettre, del pacifismo, ecologismo, contra la bomba atómica, contra el desarrollo científico-técnico disparado, vertiente que había comenzado en su época de estudiante con Heidegger del que posteriormente se alejaría, no sólo por la implicación del maestro con el nazismo, sino también por su alejamiento de las preocupaciones humana, demasiado humanas: Sur la pseudo-concrétude de la philosophie de Heidegger, Sens&Tonka, 2003.

Más allá de ciertos tonos apocalípticos (de catastrofismo ilustrado ha dicho alguno) con que se le ha definido, a lo largo de sus textos se destilan algunos presupuestos, siempre en modo duda, acerca de la identidad, de la libertad, de las diferencias y similitudes entre humanos y animales, la naturaleza… una verdadera antropología filosófica; decía al respecto, no sin recurrir a una afilada ironía y fino humor: «una de las tareas de una “antropologías filosófica” (en la medida en que una antropología sea legítima), consistiría en identificar y hacer el inventario de nuestras incapacidades fundamentales. Y esta tarea no sería solamente la de la antropología, sino pertenecería también a la “biología filosófica” […] pues la capacidad mencionada no es, por supuesto, un monopolio humano, pues caracteriza a todos los seres vivos, de todas las especies -véase el ejemplo de la lombriz».

Pues bien, ahora la editorial valenciana publica su «Sobre el esoterismo del lenguaje et alia», recopilación de varios textos en los que resulta destacable, desde el propio título, las cuestiones relacionadas con el estilo y las forma del discurso filosófico. Siete textos que recoge algunas conferencias y algunas discusiones, cartas mediante, con posturas de otros. El repaso inicial toma como base unas palabras de Friedrich W.J.Schelling: «¿Por qué es imposible que los filósofos de hoy en día no puedan escribir, al menos en parte, como hablan? ¿Son necesarias estas palabras tan terriblemente artificiales? ¿No se puede decir lo mismo de una forma más natural y humana? ¿Debe ser insoportable un libro para que sea de filosofía?» que Anders, con afilada ironía y sin pelos en la lengua, completa con la siguiente conclusión acerca del quehacer de su propio gremio: «Porque no hay ningún grupo que escriba en bloque de forma tan deplorable como ellos, y su tono de mezcla de cátedra sagrada, de mística y olor a moho, de exaltación y cuero es apenas soportable al oído del amante de la verdad». No llega Anders a descalificar la filosofía como tal como harían, por ejemplo, Jean-François Revel en su polémico texto de 1957: Pourquoi des philosophes (Éditions Robert Laffont, 1997; pp. 1-121), o Maurice T. Maschino en su Oubliez les philosophes! (Éditions Complexe, 2001), sino que se centra en criticar cuestiones relacionadas con el lenguaje oscuro empleado por los filósofos; es de suponer que su postura encantará a Michel Onfray que critica a los filósofos por su lenguaje alejado de los problemas humanos y centrado en conceptos un tanto obtusos. Vienen a la mente aquella consideración de Ortega y Gasset de que la claridad es la cortesía del filósofo, o aquello que afirmase Wittgenstein de que lo que se puede decir puede decirse claramente.

Tal es el eje fundamental de los artículos, cartas y conferencias del libro – que datan de 1971 a 1983 -, en los que no faltan las críticas al francfortiano Adorno no solamente en lo que hace al esoterismo de su filosofía sino también en referencia al acceso de éste a una cátedra universitaria, lo que no quita para que el intercambio se palpe la muestra de admiración que se profesaban a pesar de los dardos que se lanzaban: Adorno considerando que Anders se movía fuera de onda, mientras que éste achacaba al primero su desesperanza de cara a cualquier forma de praxis transformadora… conversación en la que se puede ver el desbrujule de los intelectuales en los años del ascenso de Adolf Hitler.

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Había pensado añadir unas notas bibliográficas y biográficas acerca de las obras del autor accesibles en castellano, y alguna en francés, viendo, no obstante, algunas referencias que constan en el texto, y en los artículos a que conducen los enlaces que incluyo, lo evito para no caer en repeticiones, ya que, en la primera de ellos al menos, se presenta una serie de libros. Con respecto a su vida, añado unas notas tras, abajo, los enlaces

* Günther Anders otra manera de filosofar – Kaos en la red 15 de diciembre de 2017

https://archivo.kaosenlared.net/gunther-anders-otra-manera-de-filosofar/

* Günther Anders: filosofía contra Hiroshima – Kaos en la red 9 de agosto de 2012

https://escueladeguajara.wordpress.com/2020/08/11/gunther-anders-filosofia-contra-hiroshima/

* https://laescueladeguajara.wordpress.com/2019/03/22/dialogo-del-presidente-traufe-y-el-filosofo-pirron 22 de marzo de 2019

  • /Un pensamiento irreductible – GARA 13 de enero de 1013

https://gara.naiz.eus/paperezkoa/20130113/382315/es/Un-pensamiento-irreductible

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Notas biográficas:

Nace el 12 de julio de 1902 en Breslau, Silesia, en el seno de una familia judía alemana asimilada. Sus padres son dos destacados psicólogos infantiles. En 1915, en tiempos de la guerra mundial, su familia se traslada a Hamburgo. En 1917 participa en ejercicios paramilitares en Alsacia, en donde padece ciertas vejaciones antisemitas y asiste a masacres de masa, Entre 1919 y 1925 estudia filosofía en diferentes universidades alemanas (Hamburgo, Friburgo, Heildelberg) teniendo como profesores Cassirer, Panofsky, Husserl, Heidegger, Tillich. La tesis doctoral la leyó en 1923, bajo la dirección de Husserl. Prosiguió sus estudios con Heidegger en Hamburgo que es donde conoció a Hannah Arendt. En 1926 se convirtió en asistente de Max Scheler, dos años después publica sus prieros textos filosóficos. Ese mismo año se da el reencuentro entre Arendt y él, trasladándose ambos a vivir a Berlín. Una premonitoria conferencia, La acosmia del hombre, es presentada en Francfort, a donde había ido a presentar la habilitación para enseñar en la universidad. Adorno, Horkheimer, Mannheim y Tillich le orientan para realizar una tesis sobre la música. Matrimonio con Hannah Arendt e instalación en Francfort. Presenta su tesis musical, que Adorno considera poco marxista. Se truncan sus expectativas de entrar en la universidad por el veto a los judíos. Se dedica al periodismo, y al ensayismo y escritura. Por Bertolt Brecht como intermediario consigue algún trabajo de radio y como periodista, en el Börsen-Courier; ante los numerosos textos que escribe, el director de la publicación, con el fin de evitar la misma firma, le propone firmarlos como Stern para los textos filosóficos y como Anders para los no filosóficos; en lo fundamental su dedicación tiene como eje la lucha contra el nazismo. Conoce a Ernst Bloch y a Alfred Döblin y organiza en su domicilio un seminario sobre Mein Kampf. Frente al nazismo, Arednt se inclina hacia una crítica sionista de la asimilación, mientras que Anders se mueve en los ambientes marxistas. Tales diferencias harán que, a pesar de seguir viviendo bajo el mismo techo, la relación se resienta. En 1933, año del ascenso de Hitler, y tras el incendio del Reichstag, Anders abandona Alemania, como lo harían Walter Benjamin, Siegfried Kracauer y muchos otros. En los primeros meses de emigración, redacta su Learsi (Israel al revés), en donde describe las condiciones del exilio y presenta un balance de la asimilación de los judíos en Alemania. El divorcio con Arendt se daría en Estados Unidos en 1937; ella confesaría que la mera convivencia con Anders le resultaba insoportable por el pesimismo de éste. Contactos con Benjamin, Brecht, Döblin, Arnold Zweig, Alexandre Koyré y Jean Wahl; con respecto al primero, afirmará que las relaciones entre ambos se basaban en su antifascismo. Asiste en la École pratique des hautes études, al célebre seminario de Kojève sobre la Fenomenología del Espíritu de Hegel. Varias publicaciones, alguna de ellas influyendo en Sartre como éste le confesaría más tarde cuando se conocieron en el Tribunal Russell contra los crímenes de guerra en Vietnam. Recibe el Premio de la nueva emigración por una novela; La marcha de los hambrientos. En junio de 1937 parte para Estados Unidos, viviendo durante los primeros meses una situación realmente precaria (más tarde algunos lo calificarían como el clochard de Viena); vive con su padre que ha logrado una cátedra de psicología en la universidad de Duke, mientras realiza todo tipo de trabajos: buzo, preceptor, obrero de fábrica, subrayando que este último trabajo le inspiró para sus críticas sobre la era de la técnica. Habita un tiempo en casa de Herbert Marcuse.

Realiza recensiones para una revista de Max Horkheimer, al tiempo que participa en los debates del Instituto de investigaciones sociales del nombrado y de Adorno, en compañía de éstos y de Brecht, Eisler, Marcuse, etc. Al año siguiente, 1943, es contratado por la Office for War Information en Nueva York, organismo que publica textos para la “reeducaión” de los alemanes… la ocupación le dura poco ya que como explicó a su jefe: «que no había venido a América huyendo del fascismo, para fabricar panfletos americanos fascistas destinados a Alemania»; Andres fue licenciado constando como motivo debilidad mental (feeble minded), Encuentro, en 1944, con quien sería su segunda esposa, Elisabeth Freundlich… Dos nombres van a dejar una profunda huella en su quehacer posterior: Auschwitz e Hiroshima – que le empujarían a tratar de comprender las consecuencias antropológicas de la técnica -, mientras enseña estética en la New School for Social Research, en Nueva York.

De vuelta a Europa, se instala en Austria, rechazando algunas ofertas de trabajo tanto de la RFA como de la RDA; vive de textos redactados para radio y de la traducción de obras de teatro. Su militancia acompaña a sus ideas, militando activamente contra la bomba atómica y la guerra del Vietnam. En 1954 cofunda el Movimiento internacional contra la amenaza nuclear. Publica el primer volumen de su Obsolescencia del hombre.Viaja a Japón, visitando el hospital de Nagasaki, tomando contacto con algunos supervivientes e impartiendo algunas conferencia sobre la tragedia de Hiroshima. En 1958, se celebra un Congreso de estudiantes contra el armamento nuclear bajo su presidencia… de aquellos años es su correspondencia con el piloto de Hiroshima. Tras el proceso a Eichmann, en 1961, escribe dos cartas abiertas al hijo de éste. Visita Auschwitz y participa activamente en el nombrado Tribunal Russell. Sus publicaciones no cesan entre 1968 y 1980. Dos años después abandonaría la comunidad judía de Viena al pedírsele que muestre su apoyo a la invasión del Líbano. Recibe el Premio Sadorno de la ciudad de Francfort, en 1983. Rechaza, en 1985, el premio Andreas-Gryphius, que se otrogaba a quienes habían abandonado la Alemania oriental. Abandona la academia de las Artes de Berlín, la negarse ésta a la lectura de extractos de los Versos satánicos de Salman Rushdie. Rechaza el doctorado honoris causa que la universidad de Viena desea otorgarle. En esta ciudad, fallece el mismo año de 1992.

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