NIETZSCHE: EN CONTRA Y A FAVOR

friedrich_nietzsche

Por Iñaki Urdanibia.

Más allá de ser o no ser nietzscheano…la conveniencia de leer al autor de «Más allá del bien y del mal». Artículo no apto para ordenancistas de cualquier pelaje.

« ¡ Quién sabe cuántas generaciones harán falta para producir algunos hombres que comprendan en toda su profundidad lo que yo he hecho! E incluso entonces estoy espantado pensando en todos los que , totalmente incompetentes y sin justificación , se reclamarán un día de mi autoridad »

No cabe duda de que el paso del tiempo tiene honda influencia en la valoración que se tiene acerca de ciertos autores y sus pensamientos; esto se cumple de manera paradigmática en el caso que nos ocupa. En el caso de la filosofía hexagonal.como explicaba con tino Vincent Descombes se dio el paso del dominio de las tres H ( Hegel, Husserl y Heidegger)al de los maestros de la sospecha ( Marx, Freud y Nietzsche), esta última influencia invadía el panorama filosófico ( dejando de lado las corrientes academicistas y especializada en diferentes pensadores), siendo adoptado por los filósofos más innovadores de la época( Sarah Kofmann, Gilles Deleuze, Michel Foucault, Jean-François Lyotard, Jacques Derrida, Pierre Klossowski, Maurice Blanchot…); una muestra clara de la presencia del pensador del que hablamos quedó reflejada en los coloquios de Cerisy, en 1972, que posteriormente fueron editados en dos volúmenes en la popular colección del editor Christian Bourgois, 10/18 ( toda un pléyade de pensadores expresaron sus ideas con respecto al filósofo que les reunía: Lacoue-Labarthe, Agacinski, Nancy, Kofman, Bernier, además de los nombrados con anterioridad…) . La presencia de Nietzsche llegó hasta infiltrarse en el seno de los pensadores marxistas, eso sí, heterodoxos, como Henri Lefebvre.

El contagio también atravesó los Pirineos y así de allá para abajo se pudo constatar, al mismo tiempo, con la edición en Taurus de un volumen, A favor de Nietzsche, con diferentes intervenciones sobre el autor del que hablo: desde Eugenio Trías a Andrés Sánchez-Pascual, pasando por Javier Echevarría y otros …Me permitiré en este orden de cosas, contar una significativa anécdota: un amigo-que había militado conmigo en las filas de una organización comunista- tras una visita a los Madriles, vino sorprendido al tiempo que entusiasmado al haber asistido a alguna sesión de un seminario dirigido por Jacobo Muñoz ( seguidor fiel, en su momento, de Manuel Sacristán, sea dicho de paso) en la que se estudiaba la obra del autor de « El Anticristo», y en la que tuvo la ocasión de quedarse boquiabierto ante pensamientos debidos a Nietzsche que daban la total impresión de pertenecer al campo de la rebeldía, del anarquismo, etc. Así pues, lo que hasta entonces parecía -influencia de la vulgata mediante -en algo peligroso y prohibido, se abría paso , convirtiéndose en algo de indudable interés.

Volviendo al caso hexagonal: afirmaba el autor de « Genealogía de la moral » que no había hechos sino que todo es interpretación. En lo que hace a su figura han brotado interpretaciones por doquier , unas a favor y otras en contra. Las segundas – en la onda de Grigory Luckács que afirmaba en su Asalto a la razón: que cuanto más era citado Nietzsche más crecía em imperio del irracionalismo – consideran que el pensador germano era un retrógrado anti-moderno, un impulsor del irracionalismo, y como tal debía ser rechazado; ahí están las embestidas cargadas de furia de , por ejemplo, Domenico Losurdo ( Nietzsche philosophe réactionnaire. Pour une biographie politique. Edictions Delga, 2007-en italiano se publicó diez años antes-) o de Nicolás González Varela con su Nietzsche contra la democracia. El pensamiento político de Friedrich Nietzsche ( 1862-1872). Montesinos, 2010. Posición contraria es la de quienes le han situado como ejemplo de libertario, un disolvente contra los valores de la sociedad burguesa, y antídoto contra toda forma de gregarismo; véase la obra del filósofo libertario Daniel Colson : « Petit lexique philosophique de l´anarchisme. De Proudhon à Deleuze » ( Librairie Genérale Française, 2001), o el defensor a machamartillo Michel Onfray que a lo largo de su larga obra ha defendido el pensamiento del pensador germano , posicionándose en pro de un nietzscheísmo de izquierda – dentro de cuyas filas incluiría a George Palante, Albert Camus, Gilles Deleuze o Michel Foucault- , desmitificando la leyenda negra que en torno a él ha florecido de manera asilvestrada ( la división entre los seguidores de izquierda o derecha en lo que hace a los diferentes filósofos ya puede considerarse clásica, se puede situar en Aristóteles y sigue con Hegel, Heidegger o hasta Marx) ; baste para cerciorarse de lo que digo, acerca del pensador normando, recurrir a la séptima entrega de su Contre-histoire de la philosophie, La construction du sur-homme. Éditions Grasset, 2011; pp. 175 et ss.). En esta labor de defensa y lucha contra las groseras tergiversaciones no puede obviarse la obra de Patrick Wotling, más en concreto su « Nietzsche » ( Le Cavalier Bleu, 2009) en donde se combaten punto por punto todas las ideas recibidas en torno a la figura del pensador.

Pues bien, ya en tiempos de rétour à l´ordre, una serie de autores ( Alain Boyer, André Comte-Sponville, Vincent Descombes, Robert Legros, Philippe Raynaud, Pierre-André Taguieff y dos más ), sin que nadie se lo pidiera, quisieron dejar claro « Pourquoi nous ne sommes pas nietzschéens» ( Grasset, 1991) -algunos presentando unos juicios sumarísimos de relleno, frente a otros que sí que argumentaban con más peso-, ya la introducción dejaba clarito quienes dirigían la operación Luc Ferry -más adelante ministro de Chirac- y su colega Alain Renaut, que reivindican la racionalidad, deudora de las Luces, alzando su voz contra el relativismo , la permanente deconstrucción y afeando las enseñanzas de los maîtres à penser que habían sido sus profesores: Michel Foucault, Gilles Deleuze, Jacques Derrida, Louis Althusser, Jacques Lacan, etc., etc., etc. Según comentaban , aunque de modo más escorado de lo que dicen, pensando con Nietzsche contra él.

Pues bien, este mismo año, es decir veinticinco años después una respuesta es dada por una serie de filósofos que explican « Pourquoi nous sommes nietzschéens» ( Les impressions nouvelles, 2016), también es verdad que sin que nadie se lo haya pedido, aunque en la presente ocasión los trabajos han de tomarse como una respuesta al rechazo de los anteriores y como una reivindicación de leer al pensador germano, además de que el nietzscheanismo sólo irrumpe en el título. Tanto en uno como en otro se muestra el empeño de mostrar la pertenencia o no a algún –ismo ( nietzscheísmo) o a algún –ano ( nietzscheano): si antes eran ocho los que decían no, ahora son diecisiete los que se posicionan por el sí, alegando que ellos , en contra de quienes renegaban del filósofo, consideran que quieren « devenir nietzscheanos pues el tiempo presente nos impone esa reevaluación», ya que juzgan que Nietzsche ha de ser leído en el presente pues aporta cantidad de ideas para ubicarse en estos tiempos de nihilismos extemporáneos.

En medio de la disparidad de los ensayos presentados, tanto en extensión como en lo que hace a lo temático, podría hallarse un denominador común que sería la celebración de la vida, de lo dionisíaco frente a lo apolíneo que todo lo pretende ordenar; y así se abren paso los libros, la música, el pensamiento, el arte, la danza ( de la de su prosa habla brillante Miguel Morey)…con una inequívoca tendencia que se posiciona en pos de « la necesaria inversión de todos los valores occidentales », moviéndose al filo de los tiempos presentes.

Los textos contra lo que pudiera parecer por el título no residen , de ninguna de la maneras en la reivindicación como nietzscheanos, sino en invitar a no espantarse ante las obras del filósofo sino zambullirse en ellas siempre con el objetivo de actualizarlo. Con tal propósito los trabajos se vuelcan en señalar las trampas que se pueden hallar en la lectura y desvelan las lecturas interesadas que ya se iniciaron desde los mismos tiempos del pensador, lo que hace que no sea fácil acercarse a él sin la carga de los prejuicios sobre…su locura, su supuesto antisemitismo, su aireada misoginia ( las dos mujeres que colaboran en el libro – Monique Dixsault y Avital Ronell- alzan su airada voz contra este injusto encasillamiento que solo se basa en alguna frase aislada), sus aseveraciones contradictorias; en tal asunto no se obvia, como no podía ser de otro modo, el nefasto papel que jugó su hermana al manipular y hasta en base a breves anotaciones publicar una obra inexistente con la firma de su hermano: « La voluntad de poder ».

Así, el conjunto resulta digno de elogio al no introducirse en el terreno de los aplausos hagiográficos, ni en el de las condenas tajantes sino dedicarse a una labor diríamos que de desbroce, separando el trigo de la paja. En tal terreno no ha sido un trabajo menor el filológico que ha tratado de ir editando la obra verdadera, evitando las falsificaciones, recortes y manipulaciones a las que ha sido sometida. La labor de Colli y Montinari quizá deba ser considerada como la más seria y rigurosa, que hace que tras haber estado en el purgatorio la lectura del filósofo-filólogo pueda resultar fiable ( en tal asunto se centra el impecable análisis de Giulano Campioni).

Si los indudables peligros de ubicarse en cualquier tipo de seguidista –ismo o –ano, son evitados, lo que se reivindica es el leer a Nietzsche con ojos de hoy, ya que según el tono general de los trabajos, esto nos puede ayudar a vivir, y a hacerlo más plenamente en este valle de lágrimas en el que estamos inmersos. Cierto es que el peligro apuntado, las tendencias a crear escuela, tienen amén del riesgo apuntado, una práctica imposibilidad ya que difícil tarea es tomar a Nietzsche como guía, por la fragmentariedad de su obra además de por su carencia, asumida y reivindicada, de sistema; esto no impide, sino al contrario, que la pluralidad, el espíritu danzarín, las aparentes contradicciones, sean unos indudables acicates a pensar al filósofo que lo hacía a martillazos, según su propia confesión, lo cual puede suponer un impulso de cara a vivir con plenitud en un camino que parte de uno mismo, situando en el eje de esta “conversión” el acto de crear, huyendo de la repetición de lo dado y su ciega y obediente asunción. Lo afirmado no quita para que las vías emprendidas por los diferentes autores se deslicen por distintos lares, aunque el dominante quizá sea el del arte, sin obviar las relacionadas con los diferentes modos de producir, lo que puede llevarnos a la cercanía, o al corazón, en algunos casos, de cierto pensamiento heideggeriano. En todos los casos un salto que apuesta por la libertad de creación que usa libremente de la imaginación, sin limitarse a las concepciones heredadas e impuestas como la moneda al uso.

Reivindicación , pues, no tanto de los postulados nietzscheanos sino de su lectura como campo abierto a la sorpresa, a la novedad que siempre produce el acercamiento a este médico de la cultura, topógrafo de una civilización en decadencia, un empeño por reactivar el mordiente de una obra, plurívoca, la que llevan a cabo desde diferentes ópticas y enfoques , Dorian Astor, Alain Jugnon, Michel Surya, Bernard Stiegler, Monique Dixsaut, Jean-Clet Martin, Frédéric Neyrat, Paul Audi, Hadrien Laroche, Avital Ronell, Philippe Beck, Giuliano Campioni, Miguel Morey, Jean Maurel, Stefan Lorenz Sorgner, Alain Jouffroy y Jean-Luc Nancy.

Algo del espíritu que guía a los ensayistas podría estar en consonancia, mutatis mutandis, con aquella poética respuesta que daba Olivier Meyer al nombrado libro ( no-nietzscheano) al que, en parte, responde el presente

« Somos nietzscheanos

Porque somos llama

Hiperbóresos

Buenos europeos

No entregamos las armas

La vida es un combate

Somos guerreros

Hombres bien nacidos

Espíritus libres

Orgullosos como el águila

Mordientes como la serpiente

De pie ante el Gran Mediodía

El sol de nuestro espíritu

Conoce la verdad

La voluntad de poder del rebaño

Avanza enmascarada

Le llaman moral

¿Aplastad al infame!»

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